En el Antiguo Egipto, los escribas utilizaban cañas (conocidas como calamus en latín) para escribir en papiros. Estas cañas se cortaban en ángulo en uno de sus extremos y se afilaban para formar una punta, similar a las plumas estilográficas modernas. Al mojar la punta en tinta, los escribas podían escribir en las hojas de papiro con bastante precisión.
El oficio de escriba consistía en dibujar los famosos jeroglíficos en distintos documentos, en especial en papiros. Al ser necesario el dominio de la lectura y la escritura, el escriba ocupaba un puesto importante y era la envidia de la sociedad egipcia. La preparación de las hojas de papiro exigía una gran habilidad. Por lo general, se utilizaban dos pigmentos: el negro, a base de carbón, para el texto, y el rojo, obtenido a partir de óxidos de hierro, para los títulos de los capítulos. El escriba mojaba el cálamo, un tallo de caña finamente tallado, en un pequeño recipiente lleno de agua en el que disolvía la tinta, que se utilizaba de inmediato. Los cálamos y las pastillas de tinta de reserva se guardaban en una paleta de madera o, en los casos más lujosos, de marfil. Una vez terminado el trabajo, el escriba ponía su sello.
Pasaron años hasta que no fue necesario ir a buscar cañas a orillas del Nilo
¡Haberlo sabido antes!
Espero que te sirva el video si es que aún tienes alguna.
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Eso sí!... No te confundas, no vayas a usar el envase del perfume o del desodorante para escribir!