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miércoles, 29 de junio de 2022

Un día en el Palacio de Versalles allá por... Sabías esto?

Costumbres de higiene y olores en el Palacio de Versalles. Seguramente algo de esto no sabías.

Aquí vale :"Todo lo que reluce no es oro" 

En el siglo XVII los cortesanos no contaban con comodidades comparables a las disponibles en la actualidad.

El palacio estaba invadido por numerosos malos olores, de distinta naturaleza :

Los caballos que habían galopado y la transpiración de sus jinetes.

Las cabras o vacas que fueron llevadas a los apartamentos de las princesas para la leche..

Los cortesanos acurrucados que desconfiaban del agua caliente que la Facultad consideraba un agente propagador de enfermedades.

Para disimular los olores fuertes, se recurría a perfumar con aromas de patchouli, almizcle, civeta, nardo, etc. La difusión de los perfumes se realizaba mediante :

fuelles y vaporizadores

pastillas para quemar.

recipientes con agua de mil flores.

guantes perfumados .

Las jóvenes enmascaraban su mal aliento con plantas aromáticas tales como canela, clavo de olor, hinojo, menta, mejorana, tomillo, poleo, flor de lavanda o dulce. Madame de Sévigné describió el aseo de la duquesa de Bourbon, que se estaba rizando y empolvando mientras comía: "... los mismos dedos sostienen alternativamente el mechón y el pan en la olla, se come el polvo y se engrasa el cabello; todos juntos hacen un muy buen almuerzo y un peinado encantador ... ". Los polvos estaban escondidos en polveras o en bolsitas que llevaban entre sus prendas.


Luis XIV instaló un apartamento de baño en 1675 en la planta baja del palacio. Al final de su vida, el rey, apodado el "dulce florecer", se perfumaba con azahar y era necesario tener cuidado al acercarse a él, no fuera cosa que le llegara a sus fosas nasales un perfume que él no podía soportar.


Según los guías y especialistas en Versalles, el rey se lavaba todos los días, a la tarde al regresar de la caza. Los baños tenían dos bañeras: una para enjabonar y la otra para enjuagar. El rey recibía durante sus baños. Las tinas estaban hechas de cobre, forradas con lino para no irritar la piel. Dos grifos para agua fría y caliente estaban conectados a un enorme tanque alimentado por valets todos los días. En tiempos de Luis XIV, el agua tenía mala reputación (por lo que prefería que su higiene consistiera en frotar el cuerpo con un paño seco o empapado en vinagre o alcohol, lienzo, mientras que Luis XV se frotaba con un pan de Marsella2​), pero el palacio tenía múltiples baños; Luis XV había demolido más de la mitad para agrandar la habitación de su hija. El agua era extremadamente caliente, uno descansa del "cansancio del baño" en otra habitación, la "habitación de los baños" en la que el rey era masajeado y depilado. El cabello no debe ser mojado; el mismo es rizado con hierro, peinado para desengrasarlo. A veces no hay suficiente tiempo para el peinado, así que utilizan la peluca. Los hombres se bañan desnudos, las mujeres tienen una camisa especial.

Las mujeres también reciben durante el baño mediante sus criadas, las "bañistas" que preparan el "baño de la modestia" (bolsitas de polvo de almendras, cáscara de naranja, baño perfumado de raíces de iris y suavizante de telas). Por ejemplo la bañera de cobre de María Antonieta, posee tres cojines rellenos de hojas de plantas, uno para sentarse y los otros dos para frotar.7​ Lo toman por la mañana, el ceremonial del baño puede durar cuatro horas para la reina. Esta es una oportunidad para tomar clases de idiomas, para lo cual traen un maestro. El baño no es un momento de completa relajación. Por esa época no existe el desayuno, por lo que las personas suelen tomar una taza de líquido caliente durante el baño. María Antonieta tomaba té de limón. Las mujeres tampoco se mojan el cabello, a veces las peinan durante horas para desengrasarlas. Durante el baño, el cabello es envuelto con un lienzo más o menos voluminoso llamado Charlotte. Los baños son habitaciones pequeñas y estrechas, armarios cuya puerta se encuentra mimetizada en las paredes de la habitación.


Las virtudes del agua fueron mucho menos reconocidas en los siglos XVI y XVII que en la época de Luis XVI. El agua supuestamente era portadora de enfermedades; algunos cortesanos no tenían acceso a un baño todos los días. Entonces la gente practicaba el baño seco; se cambiaban de ropa de seis a ocho veces al día

A los titulares de una patente comercial se les otorgó el derecho de ver a Luis XIV en su "silla de menesteres". En otras palabras, pagaban 60,000 escudos o incluso 100,000 para encontrarse con el rey en su silla perforada ocupado en aliviar su intestino. El rey se puso en esta situación más por ceremonia que por necesidad. Parece que este uso simboliza la accesibilidad al Rey por parte de todos. El titular de la silla de menesteres había adquirido su lugar por 20 000 libras para ser sucedido por su hijo. Su salario era de 600 libras, ni alimentado ni lavado. 

Su papel era ocultar las defecaciones reales. No menos de 200 sillas de menesteres fueron distribuidas en el palacio. En esa época, se consideraba importante conocer el estado de las heces, los médicos creían que los estados de ánimo alteraban el estado interno. Bajo Luis XV, los modales cambiaron y el rey se encerró en su "cuarto de menesteres"



https://es.wikipedia.org/wiki/Usos_y_costumbres_en_la_corte_de_Versalles

miércoles, 22 de junio de 2022

Labios pintados de rojo ¿Lo usás?


NUEVA York, 1912. En una gran manifestación para reclamar el derecho al voto, las sufragistas desfilan con los labios pintados de brillante rojo. La imagen, a primera vista, se aleja de lo que medio siglo después caracterizaría a las nietas de aquellas mujeres, las luchadoras feministas que se rebelaron contra el maquillaje y la ropa interior. Pero el gesto de las abuelas no era menos combativo: aquellos labios reclamaban el derecho a pintarse de forma llamativa y explícita sin que por ello fueran colocadas en la categoría de actrices o en la de chicas de mala vida.


Tres años después, cinco Estados habían otorgado el derecho al voto a las mujeres en Estados Unidos (aún habría que esperar hasta 1918 para que las británicas lo obtuvieran) y la invención de las barras labiales de color metió el ­rouge en el bolso de las mujeres. El carmín portátil y de fácil uso llegó, esta vez sí, para quedarse. Porque lo cierto es que aunque las barras que hoy se comercializan tienen su antecedente directo en la patente de 1915, las primeras que se conocen fueron descubiertas en las tumbas del Antiguo Egipto.

Pero el uso del color rojo para pintarse el cuerpo o el rostro es anterior. De hecho, las grandes cantidades de ocre rojizo de 125.000 años de antigüedad halladas por arqueólogos en unas cuevas en Sudáfrica donde no hay pinturas rupestres les llevaron a pensar que esa pintura era usada para ponérsela encima, literalmente. Es lo que algunos llaman la “cosmética prehistórica”, que probablemente se empleaba para protegerse de los elementos climatológicos, como camuflaje o como parte de rituales para marcar alianzas tribales o asustar a los adversarios.

Sin pelea abierta de por medio, lo cierto es que el maquillaje también se asoció desde tiempos remotos al embellecimiento, el estatus social y la preservación de la juventud. “Pintarnos la cara es algo que forma parte de la esencia humana, casi como comer o dormir”, sostiene la maquilladora británica Lisa Eldridge, autora de Face Paint. The Story of Makeup (Abrams Books), un documentado repaso a la historia y el significado del maquillaje que se apoya en la arqueología, el arte y la literatura. Eldridge sostiene además una interesante tesis en su libro: la libertad y los derechos de las mujeres han estado estrechamente ligados a la libertad con la que pintaban sus rostros. Algo así como dime si te puedes pintar (cuánto y cómo) y te diré de qué derechos civiles dispones. En el Antiguo Egipto, una de las sociedades con un gusto más refinado, experimental y atrevido en cuestión de maquillaje y cosmética (desarrollaron cremas hidratantes, kohls, rouges e incluso esmalte para uñas), las mujeres podían heredar propiedad y tierras (el 10% de los terratenientes eran mujeres), controlaban sus negocios y podían emprender acciones legales contra los hombres.

En la Antigua Grecia, aunque se usaba colorete derivado de algas, bermellón y otras sustancias naturales, el maquillaje muy evidente estaba mal visto. Los hombres imponían un modelo femenino virtuoso y casero, y ellas en cualquier caso estaban fuera de la política, de la ley y de las guerras. La excepción eran las cortesanas, a quienes se permitía controlar su dinero y asistir a los festines, y que hacían un uso del maquillaje más libre y llamativo.

El poeta Ovidio, en ‘Sobre la cosmética del rostro femenino’, de El arte de amar, es uno de los raros casos en la Antigua Roma que aplauden el maquillaje, aunque moderado. El libro incluye recetas para el cuidado de la piel con ingredientes como los pétalos de amapola y rosa para obtener el rouge. Pero aunque no hubiera mucho elogio por escrito, lo cierto es que el uso de pinturas y productos faciales estaba ampliamente extendido en Roma. Los envases de madera y cristal encontrados en las excavaciones eran los que empleaban las clases populares, mientras que las patricias usaban contenedores más lujosos, y algunas mujeres incluso contaban con cosmetae o protomaquilladoras romanas. Un caso extremo fue el de Popea, la esposa de Nerón, cuyos rituales de belleza diarios requerían la participación de cerca de cien esclavos. Su obsesión era mantener la piel blanca y luminosa: para ello dormía con una mascarilla de maicena que se retiraba por la mañana con leche de burra, y también se bañaba en esta leche antes de aplicarse tiza y plomo blanco y usar limón para aclarar sus pecas. Cuenta también la leyenda que todos sus viajes obligaban a desplazar alrededor de unas 300 burras para ser ordeñadas para sus baños perfumados aromatizados con lavanda y melisa, a la que añadía sal, aceite de oliva, bicarbonato y pétalos de rosa


 Los escritores cristianos fueron quienes lograron instalar la idea de que el maquillaje era sinónimo de engaño, farsa o truco. Ahí está, por ejemplo, san Cipriano, que afirmaba que las mejillas pintadas “borraban toda verdad”. Hasta el propio Hamlet de Shakespeare, muchos siglos después, increpa a Ofelia: “He oído de tus pinturas, Dios te da un rostro y tú te haces otro”.

 La tendencia a la discreción en el maquillaje se ha impuesto mayormente en la historia, salvo notables excepciones: el Antiguo Egipto, con el uso del kohl, que ayudaba a prevenir infecciones oculares y que se extendió entre todas las clases sociales y entre hombres y mujeres; la teatral y decadente Venecia del siglo XVII, en la que para lograr el blanqueamiento de la piel se empleaban sustancias tan tóxicas que iban dañando la epidermis; o la corte de Versalles, donde las sesiones de maquillaje eran una performance, hombres y niños también se pintaban y el rouge podía obtenerse en las perfumerías parisienses. El maquillaje en aquel contexto cargaba con una sorprendente dimensión política.

En el origen de la aceptación y expansión del uso del maquillaje se encuentra la misma revolución industrial que impulsó todo lo demás, es decir, la imprenta de Gutenberg. Enseguida empezaron a circular tratados y panfletos con recetas y trucos de belleza.

 Ahí está el que escribió la italiana Caterina Sforza en 1500, Gli experimenti, que además de apuntar remedios para embellecerse aportaba otros consejos prácticos sobre cómo envenenar a alguien o volver dorado un objeto. Las fórmulas para elaborar carmín con insectos como la cochinilla machacados, fresa, remolacha o ingredientes venenosos como el sulfuro de mercurio son milenarias. La imprenta logró que se difundieran y, en el siglo XX, el cine las acercó a las masas.


“Hoy se vive otra revolución”, apunta Lisa Eldridge por teléfono. “Las redes sociales han permitido abrir la conversación sobre maquillaje, hay libertad y un sinfín de opciones, así que las mujeres no están sujetas a un solo look. Esta nueva ola feminista enfatiza la expresión de la personalidad. El maquillaje puede ser forzado, exagerado, al límite, pero ya nunca es escandaloso. Y una puede pintarse mucho un día e ir con la cara lavada al siguiente. Si antes se apostaba por un solo look, ahora estamos en un constante Halloween”.

 “Sería horrible si todo fuera homogéneo, y desde la época medieval los secretos de belleza y maquillaje siempre han sido asunto de familia”.



https://elpais.com/elpais/2016/04/13/eps/1460498431_146049.html

martes, 7 de junio de 2022

Cómo recuperar el olfato después del Covid-19

 Un entrenamiento te enseña a hacerlo

El “entrenamiento del olfato” está siendo recomendado para millones de personas infectadas con SARS-CoV-2 que demoran meses en volver a sentir olores


Por si no lo leíste te contaré a continuación una opción terapéutica disponible para millones de personas que no han podido recuperar el sentido del olfato durante meses después de una infección por COVID-19. Según Bradley Goldstein, un otorrinolaringólogo que estudia los trastornos del olfato en Universidad de Duke, Estados Unidos dice que aunque los beneficios del entrenamiento del olfato pueden variar entre  los pacientes considerablemente,  dependiendo de su punto de partida, “generalmente no se considera dañino". “Lo hemos recomendado con expectativas moderadas, pero aún necesitamos encontrar terapias farmacológicas específicas y más efectivas. Es realmente una necesidad insatisfecha.

El sistema olfativo tiene una capacidad única para regenerarse continuamente a lo largo de la vida humana en respuesta a una lesión, como un traumatismo craneal, o después de perder el olfato tras una infección viral de las vías respiratorias superiores. Y los experimentos habían demostrado que las personas que no podían oler ciertos olores podían aprender a percibirlos después de exposiciones repetidas a ese olor.

Para probar su hipótesis, Hummel reclutó a 40 pacientes a los que se les pidió que inhalaran cuatro olores (rosa, limón, eucalipto y clavo) de frascos de vidrio etiquetados durante 10 segundos dos veces al día, durante 12 semanas. Hummel eligió esos aromas porque representaban cuatro de los seis grupos de olores primarios (floral, afrutado, asqueroso, especiado, ahumado y resinoso) identificados por el psicólogo alemán Hans Henning en 1916.

Para evaluar si esta terapia de olores era efectiva, Hummel y sus colegas pidieron a los participantes del estudio que identificaran y discriminaran entre una variedad de olores adicionales antes y después del entrenamiento de olores. Descubrieron que aproximadamente el 30% de los participantes informaron alguna mejora al final del estudio en comparación con el 6% que no recibió capacitación sobre el olfato.

Desde entonces, múltiples estudios han explorado los beneficios terapéuticos de esta técnica, a menudo observando mejoras que, en promedio, son pequeñas. En algunos casos, la mejora puede ser del 25% y en otros es más del 70%, confirma Hummel. A menudo depende de la edad, así como de cuánto tiempo las personas sufrieron la pérdida del olfato o la extensión de la misma antes de buscar el entrenamiento del olfato.

“Las personas con pérdida del olfato posterior a la infección durante un período corto tendrán una mayor probabilidad de recuperación que aquellas que perdieron el olfato por la misma razón, pero no olieron nada durante dos años y luego acudieron a nuestra clínica” añadió.


https://www.nationalgeographicla.com/ciencia/2022/05/como-recuperar-el-olfato-despues-del-covid-19-un-entrenamiento-te-ensena-a-hacerlo

miércoles, 1 de junio de 2022

¿Te pondrías unas zapatillas sucias y desgastadas?

 La marca española Balenciaga sorprendió a todos lanzando una edición limitada de zapatillas sucias y destruidas. Se tratan de las Paris Sneaker y los precios rondan entre los 400 a 625 dólares. La empresa anunció que solamente se venderán cien pares de esta insólita edición.

El director creativo de la firma, Demna Gvasalia, fue el encargado de publicitar la novedad en su cuenta de Instagram. Gvasalia publicó fotos de cuatro pares de zapatillas en un fondo blanco en las que se las ve muy desgastadas y sucias. “Los pares extremadamente desgastados, que prueban que las Paris Sneaker están ‘destinadas a ser usadas durante toda la vida’, como se explica en un comunicado de prensa, estarán limitadas a 100 pares en blanco y negro”, explicó el director creativo.

Las fotos del nuevo producto no tardaron en hacerse virales en internet, generando entre sorpresa e indignación en los usuarios de redes sociales.

¿Gastarías 1450€ en ellas?

Es normal. Balenciaga siempre ha tenido como principal declaración la provocación, el deseo de generar una reacción en el espectador, en este caso, una zapatilla tan destrozada que sería difícil de llevar y de vender a un precio deliberadamente exagerado. Ha basado parte de su éxito en su capacidad para burlarse de la moda misma, a menudo presentando artículos fuera de la caja y, a menudo, «difíciles» de concebir para los códigos clásicos, ya sea una zapatilla súper gruesa o las ya famosas Crocs Boots.

                                                     

                    

En el caso de las zapatillas desgastadas, el diseñador georgiano ha optado por la misma táctica que tanto le funciona.



https://www.0223.com.ar/nota/2022-5-11-9-54-0-balenciaga-lanzo-una-linea-de-zapatillas-sucias-y-las-vende-a-us-625

Gracias por pasar por mi espacio el cual está hecho pensando en vos

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