Lirtea desde su Blog El Refugio de Lirtea ha organizado un reto mensual con el nombre de "Fondo Marino o Fauna Marina" y el tema me dio pie para que les contara algo que hace unos días sucedió frente a las costas de Mar del Plata mi ciudad. A solo 300km de ellas, mar adentro sobre el Océano Atlantico Sur.
Seguramente querrás saber qué pasó
Y...allí estaba!
Durante siglos, el ser humano soñó con explorar el espacio. Pero mientras alzábamos la vista al cielo, ignorábamos algo igual de inquietante… justo debajo de nuestros pies. A solo 300 kilómetros de la costa bonaerense, en el fondo del océano Atlántico, existe un mundo que parece más una película de ciencia ficción que una parte de nuestro planeta.
A bordo del buque Falkor y con tecnología de primer nivel, este estudio transmitió en vivo la vida marina a más de 3900 metros de profundidad. En julio de 2025, científicos del CONICET decidieron descender a ese universo oculto, con la ayuda de un robot submarino llamado SuBastian.
Lo que encontraron cambiará para siempre nuestra idea de lo que es posible bajo el agua.
Estas son las 21 criaturas más impactantes que reveló la expedición Talud Continental IV. No podrás creer lo que vieron a más de dos mil quinientos metros de profundidad.
A continuación parte de la explicación en español
Número uno. La estrella de mar culona. Apodada así por su forma grotesca y compacta, esta criatura fue filmada a casi mil trescientos metros. Con cinco brazos cortos y carnosos, su cuerpo recuerda más a un alienígena que a un animal marino. Pero lo que más llamó la atención no fue su forma. Fue la reacción viral que generó. Millones de personas se sintieron atraídas por esta criatura, sin saber por qué. Tal vez, porque nos recuerda que lo extraño también puede ser bello.
Número dos. El cangrejo litódido espinoso. Lo encontraron a mil cuatrocientos cuarenta y un metros. Su caparazón parece una armadura medieval. Está cubierto de percebes, como si arrastrara consigo el peso de siglos. Es un guerrero solitario, adaptado a la presión de un mundo sin luz.
Número tres. El pulpo Dumbo. Un símbolo de ternura en un mundo hostil. Fue captado a dos mil trescientos setenta y nueve metros. Tiene orejas parecidas a aletas y movimientos tan suaves que parecen coreografiados. Pero lo más sorprendente es que estaba incubando huevos. En lo más profundo de la oscuridad, aún hay lugar para la vida.
Número cuatro. La medusa de las profundidades. Se mueve entre los mil doscientos y los dos mil ochocientos metros. Pertenece al orden Coronatae. Su cuerpo emite destellos en la absoluta oscuridad. No nada. Flota. Como si supiera que en ese entorno, lo importante no es llegar primero… sino no desaparecer.
Número cinco. La galatea gigante. Una langosta abisal, filmada a dos mil quinientos diecinueve metros. Vive en el sedimento, excavando túneles y escondites. Pero no busca escapar. Se mueve como quien conoce cada rincón del infierno.
Número seis. El sifonóforo. Una colonia gelatinosa flotando a mil doscientos noventa y un metros. No es un solo ser, sino miles que actúan como uno. Un organismo colectivo. Un sistema sin ego. ¿Acaso eso es evolución… o sumisión total?
Número siete. El pepino de mar abisal. Hallado a dos mil quinientos setenta y seis metros. Oscuro, con protuberancias como espinas blandas. Se arrastra sobre el fondo como un sobreviviente de otro tiempo. En silencio. Comiendo restos. Reciclando muerte para mantener la vida.
Número ocho. El calamar de cristal. De la familia Cranchiidae. Visto a ochocientos noventa y un metros. Su cuerpo transparente revela sus órganos internos. No tiene nada que ocultar. Vive expuesto. Un símbolo de vulnerabilidad extrema, adaptada al abismo.
Número nueve. El coral blando de profundidad. Filmado a dos mil seiscientos cinco metros. No se mueve. Pero su presencia modifica todo a su alrededor. Sirve de refugio. De hogar. Es un ancla en medio del caos. La paradoja de un ser inmóvil que da vida a otros.
Número trece. La raya Bathyraja. Más de mil metros de profundidad. Su forma aplanada y su capacidad de camuflaje la hacen invisible. Solo cuando se mueve se revela. Es la reina de la discreción. Y en el abismo, lo que no se ve… sobrevive.
Lo que acabamos de ver y leer nos lleva a pensar que:
Debemos conservar lo que tenemos para las generaciones futuras protegiendo el medio ambiente, los recursos naturales y el patrimonio cultural para asegurar un futuro sostenible ya que no sabemos qué podemos encontrar más allá de nuestros ojos. Esto se logra a través de prácticas como la reducción del consumo, la reutilización de recursos, el reciclaje, la eficiencia energética y la conservación de la biodiversidad. Además, implica tomar decisiones responsables hoy que tengan en cuenta el impacto a largo plazo en el bienestar de las generaciones venideras
Oh, que pena que publicases tu entrada pasado el reto. Espero que para el siguiente puedas participar. Un post muy interesante que nos hace tener conciencia de que debemos de cuidar mucho nuestros mares.
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