El Kintsugi una milenaria técnica japonesa

Carlos Salva nos cuenta que en Japón, cuando un pedazo de cerámica se ha roto, algunos alfareros rellenan las grietas con oro.

Es un hecho que podemos comparar con la vida; las reparaciones pueden ser algo hermoso. Lo inesperado siempre llegará, nadie pasa este mundo en “una sola pieza” y eso hace nuestra historia aún mucho más grandiosa.

Las grietas siempre irán con nosotros, son parte de nuestra historia, nos hacen mejores personas, más fuertes; nos van transformando poco a poco en alguien siempre nuevo.

Kintsugi significa en japonés “cicatriz dorada”, y como ya mencionamos, toma ese nombre debido al pensamiento oriental donde se admite que los opuestos se complementan y que al fluir armónicamente se pueden fusionar.

Para los japoneses, y para gran parte de los orientales, una cicatriz simboliza una experiencia que nos otorgará sabiduría, pero también se aplica en los objetos comunes.

Una cicatriz en un objeto, es la oportunidad de embellecerlo y brindarle un significado mayor al “curarlo” con resina con polvo de oro.

Los orígenes del Kintsugi se remontan al siglo XV, cuando el shogun Ashikaga Yoshimasa mandó arreglar un par de boles que se habían roto. Una vez que los tuvo de regresó, pudo notar que se trataba de un trabajo pobre y que no habían sabido conservar la belleza de las piezas, debido a que fueron “reparadas” con grapas de metal muy toscas.

Al no encontrarse satisfecho, mandó arreglarlas de nuevo con unos artesanos japoneses, estos decidieron restaurar no solo la pieza física sino el significado y con ello, la elegancia y los detalles.

Es en cierta manera, una bella estrategia para entender varias cosas de la vida como la fragilidad, la restauración interna, el sentirnos capaces y considerar las imperfecciones como parte de nosotros y de un proceso donde lo importante es alcanzar nuestros sueños

http://www.carlossalva.com/kintsugi-un-arte-japones-de-arreglar-los-objetos-con-oro/