Mis amigos son

jueves, 7 de julio de 2011

Cuando las cosas servían para siempre




Hace unos días leí esto por casualidad y me sentí identificada. Estoy segura que vos también vas a decir: - ¡ Ssiii, era asiií !-. Claro... si  pertenecés a mi misma época.
Hace unos años, todas aquellas " porquerías" que andaban sueltas por ahí.......jejej !.... había que atesorarlas, por las dudas nos sirvieran para algo.

GRANDE GALEANO...
Aquí un texto que se le atribuye a Eduardo Galeano, reflexionando sobre el usar y tirar predominante en occidente

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.

No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!

                                                                                 
Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.




¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una so la vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos! ¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida! ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.
¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.




¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros? Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo.
Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'. Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo.




¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos yel tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto.



Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro.20Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! ¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor.
Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor ofrío para que vivieran un poco m ás. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'. Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertir se otra vez en un palillo. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!


Yo acumulo papeles, notas, borradores de cosas que ya pasé en limpio...por las dudas que los vuelva a necesitar.
¿Y vos que acumulás?

 

17 comentarios:

  1. no soy tan mayor pero también me gusta guardar todo, a todo le veo una segunda , o una tercera parte, voy recopilando esas cosas preciosas que ya no se hacen , esos cuadernos del niño, esas sábanas, y muchos pequeños tesoros a los que ya no se les da importancia
    me da pena tirar los retales que van sobrandome en el trabajo diario,a veces pienso todo lo que se podría hacer solo con lo que tiro a la papelera, pero está claro que no puedo acumular más .... una pena

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  2. Yo tampoco soy de tu generación pero guardo de todo...aunque si siempre critiqué a mi viejo porque tenía mil frasquitos con clavos, clavitos y tornillos varios, "por si..." y después cuando necesitaba alguno tenía que correr a la ferretería porque no habían dos iguales...yo tal vez no junte clavos (eso lo hace mi marido!) pero tengo otras miles de cosas...trozitos de telas, ropa vieja, botones, ganchos de todo tipo, cajas de todos los tamaños, cintas de todo tipo...y tantísimas cosas más!!! ...y si lamentablemente mi hija pertenece a la generación que cambian de ropa solo porque pasó de moda o de celular porque salió el modelo más nuevo....yo acumulo, nunca se sabe cuando y para que te puede servir!

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  3. Hola amiga, aunque se le atribuye a Galeano no fué el quien lo escribió ...pero no importa quien lo ha hecho sino que han sabido plasmar una realidad total!
    A mi me dió por los libros, papeles, revistas y cosas así. A otros le dará por otras cosas. Pero se convierte en una obsesión el guardar, guardar y guardar. Mi padre levantaba cuanto tornillo, clave, arandela se le cruzaba en el camino y luego con mucho orgullo cuando le hacía falta alguno lo iba a buscar a su galpón y con orgullo nos decía: ¿ han visto???... si no lo hubiera levantado ahora tendría que andar dando vueltas para comprarlo y de esa manera lo tengo en casa y sin haberme costado un peso !! ...eso era su mayor orgullo...usar lo que había atesorado.
    Precioso artículo porque muestra una realidad que muchos.... la seguimos cultivando sea de la generación que sea.
    Besitos amiga desde España.

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  4. AYYYY,AMIGA ME VI A MI MISMA,JAJAJAJA!!!!!ES ASI GUARDAMOS,GUARDAMOS,GUARDAMOS,ETC.TODO TAN CIERTO Y TODO TAN REAL!!!YO GUARDO DE TODOOO,LIBROS,CAJAS,CAJITAS,TAPAS,TORNILLOS,CLAVOS,FIERRITOS,PIEDRITAS,TAPITAS,ETC.NO SOLAMENTE POR LAS DUDAS,SI NO QUE AL TENERLAS A MANO,UNO LAS RECICLA Y NO GENERA BASURA,EN FIN,YO A MIS HIJOS MAS CHICOS CUANDO LES DIGO QUE USABAN PAÑALES DE TELA,SE ME RIEN!!!!GRACIAS POR HACER QUE UNO NO SE SIENTA TAN MARCIANO,JAJAJAJ!!!CARIÑOS MONICA

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  5. Peleo con mi mamá porque ella guarda todo y yo hago lo mismo! Antes de tirar algo lo miro desde todos los ángulos, lo retengo unos días más, lo cambio de lugar y solo lo tiro cuando llegué a la conclusión que ya no tengo más lugar y que está "científicamente comprobado" que no tiene más utilidad. Besito

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  6. Yo siento mucho no haber guardado cosas que cuando era niña no le daba importancia. Ahora si, se la doy, pero el mal ya esta echo.Hoy intento no tirar las cosas, por si algo lo puedo reciclar.Bikiños!

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  7. Lo guardo todo, me encanta guardar las cosas, nunca se sabe si se puede volver a utilizar, y generalmente todo se puede reutilizar, solo tiro aquello que ya es totalmente inservible, pero si se trata de ropa le quito los botones, cremalleras.... Ah! mi hija mayor usó pañales de tela, los otros dos no, porque ya no se encontraban por las tiendas. Besos

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  8. Guardaba todo, especialmente libros y discos, hasta que he tenido que tomar la decisión de que alguien tenia que salir, no eran cosa de quedarme en la calle.

    Saludos

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  9. Gracias por la felicitacion amiga, a mi siempre me a gustado guardarlo todo hasta que a llegado un momento de que me he dicho que para que, y de cuando en cuando hago limpieza, al final nunca se utilizan las cosas que se guardan.
    Besos.

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  10. Que texto tan acertado, Norma!

    yo guardo cosas, reutilizo, le doy nuevas utilidades a viejos objetos pero para los jovencitos de hoy en dia todo es "use y tire" y eso no me gusta.

    saludos

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  11. Totalmente de acuerdo con la entrada. Lo guardamos todo por si acaso esto, por si acaso lo otro. Tengo que hacer una limpieza bárbara, lo dejaré para las vacaciones, y no sé ni por dónde empezar...buffff!!!

    Un besote!

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  12. Me mudé hace poco y no podía creer todo lo que había guardado "por las dudas", "para reciclar después", y creo que en esta nueva casa también ya estoy empezando, lentamente, a guardar cosas que un día, cualquiera, me decido a tirar. Creo que mucho tiene que ver con nuestros orígenes, con nuestros ancestros que vivieron la falta de todo por las guerras, esto, culturalmente lo fuimos mamando e integrando a nuestra identidad. Gracias por refrescarme el texto, es muy acertado! saludos, silvia

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  13. Hay Norma , es tal cuál lo contás , no podría haberlo escrito mejor que vos ! yo tambien fui educada para no tirar nadaaaaa , pero nadaaaaa , tampoco cambio nada cada 3 meses , Yo que acumulo ? Discos de pasta , cassetes,pasacassete,cajones de máquinas de coser , de toda la flia. que ya no está , por las dudas, para algo servirán ,botonesssss , antiguos , tambien de quienes no están , pero tenían miles, y no los quiero tirar , hoy salen un ojo de la cara esos botones antiguos.Todo por las dudas pero...con Amor,
    Saludito
    Cris//mujeresdesincuentay

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  14. Norma querida, que post este!
    Es tan real!
    La sociedad de ahora es la de DESHECHO la que tira y compra otro.
    Yo soy la que guarda, recicla y raras veces compra otro.
    Pero unos 12 anios atras cuando nos mudabamos de otra casa mas grande a esta tuve que encajonar un monton y regalar a Salvation Army.
    Cosa que no me gusta es que se amontone cosas sin uso por mucho tiempo...
    Un beso amiga y que tengas un hermoso fibn de semana,
    Dolly

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  15. Norma, recièn hoy leì tu comentario... si yo vivìa muy cerquita de los 7 puentes, claro que cuando uno es pequeño, todo se ve distinto, para mi era hermoso!

    gracias por tu visita, y en cuanto a tu publicaciòn, leì el texto de Galeano y es estupendo...yo tambièn guardo de tooodoooo.

    un abrazo y continuarè visitàndote.

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  16. Si que es real el asunto, antes se guardaba todo, ahora tiramos todo. Sin puntos medios, todo o nada. Buena reflexión. Pero no hay marcha atrás...Un beso

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  17. Creo que soy de la misma generación que la mayoría de ustedes! Confieso que ninguno de mis hijos usaron pañales de tela! Mi disculpa era que trabajaba y no quería dejarle ese trabajo a mi mamá! Pero son muy útiles! En cuanto a lo demás soy como todas! Guardo y guardo, frascos, latas, tarritos, ropa...
    Pero vivo en un departamento, cómodo, pero no se puede guardar por mucho tiempo porque no hay lugar. Así cada tanto hago limpieza de muebles y tiro todo lo que guardé por las dudas y no usé! al tiempito nomás, me encuentro con que vuelvo a estar tapada de cosas. Lo que aprendí últimamente es a vender lo que es usable o está en buen estado ero ya no me sirve, a mí o a los míos!
    Los tiempos cambian y ya las cosas no duran para siempre! Una vez me quejaba de que tenía que cambiar la heladera con 13 años de uso y mi hermano que estaba en el rubro me dijo: "Mónica, si seguían haciendo heladeras para que duren toda la vida, ¿cómo hacen las fabricas para subsistir, a quién le venderían?"
    ¡Y sí, pensé, nosotros nos hubiéramos muerto de hambre!
    Muy buen post Norma, ando ocupada con mi nieto, porque los chicos se mudan otra vez y tienen cosas para hacer! Yo, chocha, te imaginarás!
    Pero ando con poco tiempo para mis amigas bloggeras, no comento en todos lados pero voy pasando a medida que puedo!
    Besotes...

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Gracias por pasar por mi espacio el cual está hecho pensando en vos

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