Antiguamente en China se consideraba que los pies de una mujer eran más bellos cuanto más pequeños, así que desde que eran pequeñitas, les vendaban los pies
La señora Zhao, de 92 años te cuenta: "Yo no quería, porque dolía mucho. Nadie quería. Usábamos un trozo de tela para vendarnos los pies. Y mi madre lo cosió para que no me lo pudiera quitar", cuenta.
Su casa, en los alrededores de la capital Beijing, tiene una habitación amplia y única, con 2 camas grandes, unas sillas, una TV y unos pocos armarios sobre los que reposan trastos.
El bisnieto más pequeño de Zhao corretea por ahí: los zapatos del chiquito tienen un tamaño similar a los de la mujer.
La madre de Zhao, como tantas mujeres de la época, sabía que tenía que invertir sus magras ganancias en vendas para que su su hija tuviera los llamados "pies de loto" si quería encontrarle marido, lo cual era sinónimo de porvenir y bienestar.
Había que pagar un peaje atroz: se les rompían los 4 dedos más pequeños del pie, prensados bajo la planta. El resultado era una atrofia vitalicia.
"Se denominaban lirios dorados de 8 centímetros", relata la escritora Jung Chang en su biografía familiar Cisnes salvajes. Refiriéndose a su abuela, agrega: "Caminaba 'como un tierno sauce joven agitado por la brisa de primavera'... Se suponía que la imagen de una mujer tambaleándose sobre sus pies vendados ejercía un efecto erótico sobre los hombres".
La señora Zhao también era consciente de que, además de su futuro esposo (fruto de un matrimonio concertado), su suegra le examinaría detenidamente sus pies y si eran grandes, la iba a tratar muy mal.
"Nadie me iba a querer si no me vendaba los pies. A mi esposo le gustaban mis pies pequeños", explica.
Empezaron a vendárselos cuando tenía 6 años: "A partir de los 13 o 14 ya no notaba el dolor", asegura la anciana, que ni siquiera gritaba porque "chillar no aliviaba".
Zhao abandonó la práctica apenas murió su marido, hace 2 décadas.
"Ahora los hombres y las mujeres son iguales", opina. Tuvo 5 hijos, nunca fue a la escuela, sufrió el hambre y la invasión japonesa: cualquiera tiempo pasado fue peor.
https://www.clarin.com/mundo/ultimas-chinas-pies-vendados-brutal-tradicion-conseguir-buen-marido_0_lN5u9idTI.html
¡Qué atrocidad, Dios, mío! Sabía de esa cruel costumbre, pero contado por una de sus víctimas es más terrible todavía. Menos mal que ha desaparecido. Un abrazo
ResponderEliminarHola Norma,
ResponderEliminarBuffff... que horror :(
Saludos y buen finde.
Me parece una atrocidad, se me ha puesto el cuerpo malo al verlo.
ResponderEliminarHorrible...se me revolvió el estómago. Saber que en tiempos pasados hacían atrocidades como esas, semejante ignorancia...me repugna.
ResponderEliminar!😲 aaay¡no nena!😲! ya había leído un poquito sobre eso y no seguí porque me da escalofríos!
ResponderEliminarEso era una barbarie, eso es como los que practican el bonsái, y no quiero ofender a nadie qué le guste esta técnica.
Nena como era posible, si se supone que quien más te quiere es tu madre, cómo podían hacer sufrir a sus hijas de ésta manera, yo miro feos esos pies, anormales yo ni siquiera rosaria con mis manos un pie de esos, porque ver moverse algo tan raro del susto me desmayo!
Me voy asustada nena!, qué digo asustada! aterrorizada! ojalá y no sueñe con un pie de esos hoy en la noche!😲
Abrazos fuertes y feliz semana!!😍😍
Que horror!
ResponderEliminarFeliz finde
ES IMPRESIONANTE HACE TIEMPO SALIA UNA SEÑORA GRANDE CONTANDO EN TV.
ResponderEliminarY PARECIA MENTIRA CON EL DOLOR QUE TENIAN QUE PASAR.
SALUDITOS
que barbaridad, cuanto dolor sin sentido.
ResponderEliminarBsos
Es una costumbre horrorosa, tan terrible como la mutilación genital femenina que aún se practica en muchos países africanos. Ojalá se desterrara del todo.
ResponderEliminarHola , querida Norma, aún se siguen haciendo atrocidafes en muchas culturas y siempre toca a las mujeres. Ojalá se acaben y no haya diferencias. un mundo muy cruel en el que muchas mujeres han pagado un alto precio. Un beso!!
ResponderEliminarPrácticas bárbaras. A los mayas les deformaban la cabeza para que terminara en punta.
ResponderEliminarSí, sí, cuando me enteré, hace ya algunos años, me pareció tan terrible que no podía soportarlo. Hay algunas costumbres que...
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