¿Qué deberíamos saber sobre los microplásticos?

 

Los nanoplásticos están muy presentes en las aguas urbanas. Tienen características distintas a las de los microplásticos y, debido a su tamaño, es aún más difícil analizarlos.

Una botella de agua de plástico de litro contiene casi un cuarto de millón de fragmentos de nanoplástico, según investigadores de Columbia y Rutgers (EE.UU.)..

Los investigadores descubrieron que gran parte del consumo procedía de la propia botella de agua, y se desconoce si esto supone un grave riesgo para la salud pública.

En 2019, la Organización Mundial de la Salud concluyó que no había pruebas suficientes para demostrar que el consumo o la inhalación de microplásticos supongan un riesgo.

No obstante, advirtieron que las partículas que miden menos de 10 micrómetros tienen más probabilidades de ser absorbidas biológicamente, e hicieron un llamamiento para reducir la contaminación por plásticos.

Pero nuestra exposición a los microplásticos no se limita al agua que bebemos. También se esparcen por las tierras de cultivo y acaban en los alimentos que comemos

En un análisis de 2022, se descubrió que los residuos de alcantarillado utilizados para fertilizar los cultivos han contaminado casi 20 millones de acres de tierras de cultivo estadounidenses.

También se ha demostrado que los "productos químicos perennes", también conocidos como PFA (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), y los microplásticos presentes en las aguas residuales contaminan cada año las tierras de cultivo europeas.

Nos demos cuenta o no, cada bocado que damos puede contener microplásticos. Los plásticos parecen acumularse más en las raíces de las verduras, por lo que las zanahorias, los rábanos y los nabos pueden contener mayores cantidades que, por ejemplo, las verduras de hoja verde.

En 2022, los científicos descubrieron por primera vez micropartículas en el interior de pulmones ySe han encontrado microplásticos en órganos humanos como el bazo, el riñón y el hígado sangre humanos. El descubrimiento puso de relieve la urgencia de encontrar alternativas al plástico. 

El origen de los microplásticos que se encuentran en el cuerpo humano varía, pero los productos de consumo, incluidas las botellas de plástico, las fibras textiles (sobre todo en poliéster) y los envases de alimentos que se encuentran en el océano, el aire, el marisco e incluso la sal son las fuentes más probables.

Se cree que, de media, los estadounidenses consumen unas 126 partículas de microplásticos e inhalan 132 partículas de microplásticos al día. Aunque la mayoría pasan a través del intestino y abandonan el cuerpo, otras permanecen en pequeñas cantidades y se acumulan.

Se están llevando a cabo numerosas investigaciones para determinar cuáles serán los efectos a largo plazo de estos microplásticos en el cuerpo, dada su lenta degradación.

l BPA, una sustancia química habitual en el plástico, es un conocido disruptor endocrino (del sistema hormonal), y muchas empresas producen ahora plástico sin BPA. Pero no es la única sustancia problemática.

Muchas otras sustancias químicas presentes en los plásticos también son disruptores endocrinos y carcinógenos. Enfermedades crónicas como las cardiopatías y la diabetes están relacionadas con la liberación de estas sustancias químicas

Los microplásticos se desprenden de trozos de plástico más grandes y acaban en los alimentos a través del proceso de producción y almacenamiento. Cuanto más procesados estén los alimentos, mayor cantidad de microplásticos contienen

Resulta asombrosa nuestra dependencia de los envases de plástico en la vida cotidiana. El envasado de alimentos, en particular, es innecesario: las frutas y verduras no tienen por qué estar cubiertas de envases de plástico, pero a menudo lo están.

¿Cuál es la solución?

Pero...

El vidrio está hecho de sílice, que tiene una mayor huella de carbono que los cartones de bebidas y las latas de aluminio. Aunque su tasa de reciclado es mayor, se trata de una cuestión compleja: la producción de vidrio puede provocar el deterioro de la tierra y la pérdida de biodiversidad.

Acaso el papel?

En resumen, aunque el papel no es la solución directa, hay esperanza en la investigación y la innovación para abordar la contaminación por microplásticos de manera más efectiva

Los investigadores se han fijado en las bacterias y hongos que se alimentan de plástico y pueden descomponer estos materiales. Se ha descubierto que una especie de larva de escarabajo devora el poliestireno. También se están estudiando tratamientos químicos y sistemas de filtración de agua que puedan eliminar los microplásticos.

¿Qué se te ocurre para eliminar del uso los microplásticos?

Por el momento podemos no arrojar a la calle desperdicios plásticos, muchos de los cuales van a parar a los ríos y océanos. Separarlos para que los recicladores los lleven al lugar adecuado ¿Se te ocurre otra solución?

La verdad de los microplásticos (msn.com)