Mis amigos son

viernes, 14 de octubre de 2011

Los nuevos cumples



Preparate si vos estás ahí.
LOS CUMPLEAÑOS DE 50...60...70 ... 80....

¡¡¡QUE NOCHE, AMIGO, QUE NOCHE!!!

Los primeros cumpleaños, allá en mi lejana infancia, eran en la casa del homenajeado. Solo se hacía chocolate con medialunas o vainillas y la torta casera era de bizcochuelo y dulce de leche.
En realidad no me acuerdo de ninguno en particular.


Por tercero o cuarto año de la secundaria te empezaban a llover invitaciones en cartulinas blancas con letras doradas: ¡Llegábamos a los cumpleaños de 15!
Ocho o diez años después, comenzaron los casamientos.
Luego llegaron los cumple de los hijos, de los amiguitos de los hijos, de los hijos de los amigos.
Esos cumpleaños ruidosos, con pibes llenando el departamento, arruinando sillones, alfombras y cortinas, ya que no se estilaba alquilar un saloncito para esos sociales.
Todo se volvió más tranquilo en materia de cumpleaños con los cumple de los nietos en saloncitos. De cinco a siete y media de la tarde y chau...

Hasta que alguien inventó el cumpleaños del número redondo, festejar 50, 60, 70.
¡Y estuvo genial!
Yo no sé quien fue, pero que alguien fue, no tengo dudas. ¡Sí, señor!!

Por suerte, está de moda encontrarte con gente vieja, gorda, pelada, hecha pelota, sorda, desdentada y canosa que alguna vez bailó, fue de levante y de joda con nosotros. Es casi, casi la Fiesta de la Nostalgia.
Y de pronto nos invitaron a una, justamente cuando hacía mucho tiempo que no teníamos una salida formal, y había que ir bien empilchados.

- No tengo idea de qué ropa ponerme - le dije a mi mujer.
- ¿Vos no tenés idea? -me contestó - ¿Y yo?, ¿que la última vez que me "sacaste" fue cuando vinieron
Los del Cuarteto Imperial al Club Comunicaciones?

Como faltaban varios días para la fiesta, nos empezamos a probar trajes, camisas, vestidos, blusas, pantalones, zapatos, cintos y corbatas. Todo nos quedaba estrecho y no permitía que se prendieran los botones. Lo que no nos ajustaba la panza, nos estrangulaba el cuello. Los zapatos nos comprimían los dedos. Los tacos altos eran un suplicio.

Nos sentíamos como matambres dentro de la ropa que nos oprimía. Conjugábamos por primera vez el verbo ‘matambrear’: casi todo nos matambreaba alguna parte del cuerpo.

Fui hasta el ropero y le dije a mi mujer:
- Vos vestite en el baño. Cuando yo esté listo te aviso y nos encontramos en el pasillo, para ver que tal quedamos.
Empecé por una camisa de seda, con un cuellito que  estuvo de moda hace algún tiempo. ¿Cuánto hacia que no la usaba? Sólo me prendió un botón. El de más abajo, el que ponen al final, justo el que queda adentro del pantalón y nadie se entera si prendió o no. Como no había forma de abotonar los del medio pensé en algo que tapara esa desprolijidad.

Para disimular me puse un pulóver de lana, de esos elastizados, que al estirarse se bancan cualquier talle.
Me quedaba tan ajustado que me marcaba el ombligo con una redondez absoluta.

La voz nerviosa de mi esposa asomó por la puerta apenas abierta del baño
- ¿Y si les decimos que se nos enfermó la nietita y los padres tenían que salir? - dijo mi mujer con un bramido, como haciendo fuerza para cerrar un cajón, un baúl... o un pantalón.
- ¡Noooo, le dijimos a José que íbamos a ir! - le dije.

Para taparme el monumento al ombligo, probé con un sacón de lana que venía con un cinturón ancho también de lana, de aquellos que se tejían a mano. No me convenció demasiado, pero no tenía por ahora una salida más decorosa.

Luego intenté con el pantalón del traje. Sabía que sería el que demandaría el esfuerzo mayor. Subir, subió. Pero los ganchitos que lo tenían que cerrar ni siquiera se conocieron. Usé el cinto. Le hice un agujero extra, bien en la puntita. Ajusté todo lo que pude, y cerró!!! Intenté respirar hondo... y no pude, solo respiraciones cortitas, como jadeos.

Luego comencé con los zapatos: agacharme para calzarlos fue titánico, no llegaba al piso ni de casualidad.
Comencé a putear bajito. Transpirando y cinchando, me calcé los zapatos de cuero acordonados que me puse por última vez cuando fuimos al estreno de El Graduado. Atar los cordones lo dejé para más adelante.

El asunto fue tomar nuevamente la vertical. Apoyé mis dos manos en la parte de atrás de la cintura y palanqueé para enderezarme. No fue fácil, pero lo logré. Solo tuve que acomodar nuevamente toda la ropa que me había puesto.
Desde el baño escuché a mi mujer que seguía haciendo fuerzas, se apoyaba en las puertas, se agarraba del bidet y se quejaba como nunca la había escuchado.

Me puse una corbata para disimular que el botón de arriba no prendía y con los zapatos sin atar salí caminando como pude. El saco del traje lo doblé prolijamente y lo llevé colgado del brazo.

Nos encontramos en la mitad del pasillo. Nos miramos. Mi mujer sollozó suavemente y solo atinó a apagar la luz del pasillo donde estábamos. No nos podíamos mover, caminar ni respirar.
Como todavía quedaban unos días la convencí para llevar a la modista la ropa que nos probamos. Habría que agregarle, cortarle, ponerle o sacarle (más ponerle que sacarle). La modista arregló vestidos y blusas, ensanchó trajes y pantalones. Fuimos al shopping a proveernos de lo faltante.

Cuando llegó el día del cumpleaños éramos otra cosa, nos movíamos con cierta gracia, incluso ensayamos a hacer como que saludábamos al llegar. Después probamos una vez (una sola vez) a agacharnos e hicimos como que bailábamos para saber de  antemano si algo de aquello se rompería, se despegaría, se desarmaría o se descosería en algún momento.

Quedamos bastante conformes, pero nuestros hijos nos cerraron con llave por fuera y nos prohibieron salir vestidos así. Nos amenazaron con no dejarnos ver nunca más a nuestras nietas.

¡Pero nuestra rebeldía efervescente y sesentona no se rinde! ¡Saltamos por la ventana y contentos y rejuvenecidos nos fuimos al encuentro de los compañeros de una generación pujante y vital!

Abrimos la puerta doble. José nos esperaba como si fuera una quinceañera. Le dimos el regalo a la vez  que en un segundo observamos a todos los invitados y pudimos ver que casi todos estaban matambreados.

El buffet froid estuvo estupendo, los mozos bandejeaban bocaditos, empanadas de copetín, brochetes de diversos gustos. Luego invitaron a los comensales para que se sirvan de unas mesas perimetrales adornadas con manteles hasta el piso.
Jamones crudos, pavita, langostinos, quesos sabrosos, salmones y arenques. Palmitos, aceitunas gigantes, mayonesas, tomatitos cherry con condimentos ...
Luego, cuando sirvieron desde unos fuentones con mechero los platos calientes que se comían de parado, comenzaron los problemas.

Raviolitos y ñoquis al verdeo.
Mollejitas fritadas con salsa cuatro quesos.
Choricitos de blanco de ave a la pomarola.
Camarones con salsa provenzal.
Todo bien servido a los 200 comensales que, apretaditos y de pie durante la recepción,sosteníamos un plato caliente con una mano, el tenedor con la otra, el vaso de whisky con otra, saludábamos a un amigo con otra y un leve pero persistente temblequeo de párkinson en todas las manos a la vez.

El desparramo de salsas fue inevitable. Al toque me mancharon el traje 3 veces, una con salsa roja, la otra  con aroma a ajillo y otra con una crema espesa.

Y por fin, pasamos al salón principal. Nos sentaron en una mesa grande con otras personas.
- ¿Quién es el señor canoso que está al lado mío? - le pregunté en voz baja a mi mujer.
- Es Carlitos, fueron compañeros de la secundaria .
- ¿Carlitos?... Hace diez minutos que estoy conversando con él y no me daba cuenta de dónde lo conocía. Está hecho pelota. No se mantiene como me mantengo yo.
Giré, le pasé el brazo por la espalda y tratando de disimular le dije:
- ¡Carlitos viejo y peludo!...¡Estás igualito Carlitos!!
- Y vos estás hecho bolsa - me dijo y empezó a toser de tal manera que la mujer se tuvo que parar  a atenderlo. (Yo aproveché para putearlo)
- Levantá los brazos, viejo. Tomate una cucharada de este jarabe por favor, tenés que cuidarte,a vos te faltan dos años para tu cumpleaños de 70 y te quiero organizar una fiesta.
Enfrente a nosotros, en la misma mesa, estaba Beto con su esposa que se había puesto toda la pintura que encontró en la casa. Beto se me acercó y en secreto me dijo:
- ¿Te acordás de Mónica? ¿Te acordás que estaba que mataba? ¿Te acordás que todos estábamos enamorados de ella en la facultad?
Algún gesto debo haber hecho porque mi mujer se avivó de que hablábamos de minas y me pisó sin querer con los tacos aguja.

- ¡¡Mirá para la pista! ¡¡Salió a bailar con el marido, mirala!!! - me dijo Beto, babeándose.




Giré la cabeza y solo conseguí ver a una señora mayor, entrada en años y mucho más en nalgas, que se movía con mucha gracia y poco esposo.
- No la veo - le dije - debe de estar bailando atrás de la vieja gorda culona...

La conversación en la mesa se fue poniendo linda… Todas las frases comenzaban con:
¿Te acordás de...?
¿Vos estabas el día que...?',
'El que no está bien es...',
'¿Sabés quien tuvo otro nieto...?',
 'Viste quién se murió…?
Cuando alguien trataba de recordar quién fue el que hizo tal o cual cosa en los años 60, aparecían los
'¿eeeehhhh?',

'¿Cómo era?...'
'El petiso...' '¿Cómo se llamaba el petiso?...
Y las conversaciones fueron más o menos así…
- ¿Y ustedes ya tienen nietos? – preguntó un invitado al que se le movía la dentadura postiza.
- Si, una - le decía la mujer.

 
- ¿Dos nietas ya?
- No, una sola.
- ¿Dos varones? ¡Mirá vos!
- ¡¡UNA, UNA NIETAAAA!
- ¿Neneta? Qué lindo nombre. Disculpá que no te escucho bien. Están poniendo la música muy alta.
A ese jovencito que está con el combinado deberían calmarlo un poco.

- Acá tengo una foto de mis nietitas - le dijo mi mujer a otro invitado.
- Ni te molestes - contestó - sin los lentes no veo un pomo.
La fiesta estaba bien buena, el disc jockey pasaba desde "Zapatos Rotos", "Yo en mi casa y ella en el bar", "La Lambada" hasta la "La Felicidad ". De la pista me hacía seña un pelado que oficiaba de locomotora para que saliéramos a bailar con el trencito.
- ¡¡Vamos cheeee!! ¡Manga de aburridos!! ¡Cómo en los sesenta, negro! ¡Vengan, cheee!
Dos veces me tenté y dos veces me senté. Dos veces me paré y dos veces mi mujer me pegó un pellizcón en zonas de compromiso, me aplicó el plan taco aguja y me gritó en secreto al oído:
- ¡¡Esperá a los lentos, si bailamos esto se nos descose todo!! ¿Por qué no vas a fumar un cigarro
 afuera con Carlitos y Oscar? Ahí viene el mozo ¿Te pido algo?
- Sí, pedime un trago largo con Hepatalgina, Chofitol y un toque de Sertal batido con bastante hielo. Estoy repitiendo todo lo que comí. Ya vengo.

- Mi amor - me dijo mi mujer cuando me paré- llevá el celular por las dudas y llevá también este papel con el número de mesa anotadito que después te la pasas buscando por todo el salón.
Afuera aprovechamos para recordar a todas las minas que estaban buenas y nunca nos dieron pelota, todos los nabos a quien les quedamos debiendo una trompada y todos los campeonatos que nunca ganamos.

En la vereda de enfrente alcanzamos a ver que Beto hablaba con una señora, le mostraba la cédula
y le preguntaba dónde quedaba el salón en el que estaba un rato antes festejando un cumpleaños de 70.
El baño estaba de lo más concurrido, flojos de vejiga y prostáticos agrandados nos encontrábamos a cada rato en los mingitorios. Eso sí que estaba divertido!!

Desde adentro, el tipo del parlante avisaba que había aparecido una señora llamada Raquelita y no encontraba la mesa y que estaba junto al tipo que pasaba la música. Que fueran a retirarla allí.
Fue una fiesta inolvidable, a las 11 nos tomaron la presión a todos y un enfermero atendía sin costo a los que se sofocaban bailando. El cardiólogo hacia bajar la presión de los más graves con pastillas sublinguales. Por suerte el aparato para electrocardiogramas no se uso. Para tranquilidad de todos avisaron que una ambulancia hacia guardia pasiva en la puerta del salón.
Junto con los suvenir, en un detalle realmente novedoso, (José es un detallista) a los que queríamos seguir tomando cerveza nos iba entregando pañales descartables.
¡Formidable invento esto de los cumpleaños de 70!
¡Y que se pongan de moda justo ahora, que todavía estamos hechos unos potros!


Sin entrar en detalles, vos ¿estás cerca?
En lo que a mi respecta, no quisiera pasar papelones, la familia ya está avisada.

27 comentarios:

  1. aun me quedan por cumplir , " pero a todo se llega si Dios quiere", como decía mi abuela
    siempre tan graciosa!!!

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  2. jajajja mi cumple fue hace poquito, pero a mi aun me queda para llegar, pero sabes lo que te digo, que ojala y llegue, eso es lo mas importante, bssss

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  3. Ja, ja, ja,....aún me queda pero iré comprando alguna que otra talla más grande para prevenir. Gracias por el buen rato. Besos.

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  4. jajaja,ya he cumplido una de esas edades que indicas,sin duda los tiempos y las formas de festejar los cumpleaños han cambiado.Pero debo ser un espécimen raro de la naturaleza,me lo dicen,... no solo yo lo veo.Es que me entra la misma ropa que a los 30 años,ha de ser metabólico ya que como como lima nueva,cuatro o cinco comidas diarias.
    Aunque la de la noche, es menos abundante que la del medio día. En fin,necesito comer algo cada 3 o 4 horas ,de casualidad es lo que los especialistas como el Doctor Cormillot recomiendan para no aumentar de peso. Además hago una actividad deportiva, al margen de mi trabajo,que actualmente es natación
    Siempre me voy de tu rincón con una sonrisa!
    Besos con abrazos Norma!

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  5. Es una manera muy divertida de ver pasar la vida. Me ha gustado mucho

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  6. Norma, la verdad es que lo que nos cuentas es la terrible realidad, yo celebre hace poco los 50 pero no hice ningún tipo de celebración, como nos haces reir con tus cosas, esto te anima para seguir al frente del cañon, besos

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  7. Me he reido un monton pero es la pura verdad contada con mucha chispa. Buen fin de semana y un abrazo.

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  8. Hola Norma!! Me hiciste reir. Qué bueno!! Aunque esos número no me den mucha alegría, con humor todo se supera.
    Un beso grande

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  9. jAJAJAJAJA, que bueno, por Diosssss, que bueno.

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  10. Yo hace poco que cumplí los cuarenta así que aún me quedan unos añitos, jeje
    Besitos

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  11. Cuando he podido dejar de llorar por la risa incontrolable y recobrar la serenidad, por lo menos aparente...te doy un beso por hacerme ver con óptica especial algo que quizás no queramos reconocer muchas veces.
    ¡Qué sería de nosotros sin sentido del humor!
    Beso

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  12. Muy divertido! Nosotros cada vez festejamos menos los cumpleaños, mis padres eran de hacer reuniones multitudinarias, papá era un excelente asador....
    Feliz finde!
    Myrima

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  13. jajaa...muuy buen relato. aún me falta un buen de tiempo para llegar pero por supuesto que quiero llegar a esa edad ver crecer a mis hijos y mis nietos. todas las etapas son hermosas, cada una tiene su lado bueno y su lado poquito malo tambien jajaaa..

    Gracias por visitar mi espacio, el tuyo es excelente.
    Besos.

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  14. Que pena! sentirme tan identificada! jaja
    Feliz fin de semana

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  15. Todavía me faltan unos años, pero nunca fui muy afecta a ser la "homenajeada" de la fiesta, y si tengo que concurrir a una trato de pasar lo más invisiblemente posible, así que espero poder evitar papelones. Beso, Normi y feliz finde!!

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  16. Olá Norma, entendi um pouco, mas foi muito divertido. Você é muito querida. Beijos e bom fim de semana.

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  17. olà Norma!!! che bel racconto......
    Un saluto dall'Italia,
    silvana

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  18. ¡Ay Dios mío, estoy llorando de la risa!----- No puedo ni escribir!Mirá puse guiones en vez de puntos! Con los ojos llorosos no distinguí la tecla! Los dejé para que veas lo que me he reído...Ja...ja...ja...ja...ja...
    Muy, muy bueno!!! Excelente!!!
    Bueno a mí me falta para los 60, en breve cumpliré 58, pero te aseguro que no los pienso festejar si es que llego!!!
    Debe ser brutal encontrarte con gente que hace tantos años no ves! Sobre todo ver como llegaron todos quién está hecho más pelota. Qué a sido de aquellos muchachos que nos gustaron tanto y qué de aquellas que se llevaban a los más lindos!
    Bueno disfruté muchísimo este post, no sé si nota!
    Besos Norma y sí tu ciudad es hermosa, siempre lo fue y lo seguirá siendo eternamente...

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  19. Menos mal que me queda un montoooonnnnn de añosssss!!! Pero me he partido de la risa!!!

    Buen finde, besos!

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  20. jajajajajaja muy bueno. Acabo de concoer tu blog y me ha fascinado...
    Me quedan unos bastantes años para llegar pero sinceramente ojalá llegue y con buena salud¡
    un saludo desde España,
    Ani.

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  21. Me falta un tiempo para cumplir todos esos años, pero lo bueno de toda esta historia es que nos has hecho reír de buena gana…Buen fin de semana.

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  22. Lindas historias pero muy ciertas, a la abuela por los 90 le organizamos como si fueran 15, aunque fue algo sencillo en la casa.

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  23. Yo ya he pasado de los 60 y me siento totalmente identificado con lo de la ropa. Los zapatos hace ya mucho tiempo que uso de tipo mocasin. Gracias por hacernos ver nuestra situación con humor.

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  24. Norma sos genial, me hiciste reir como una loca!!! Buen finde!

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  25. Hola Norma muy gracioso, cada edad tiene su encanto, mejor creer asi, jaja. Un abrazo

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  26. Hola Norma, un relato pura verdad, es así, pero es propio de la misma evolución de la vida, Diríamos que es tragicómica, jajaja, pero tiene su encanto.
    Un entrada genial
    Besitos

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  27. hola Norma, yo tambien me rei hasta por los codos... si Dios nos ayuda, y llegamos a esa edad, creo que a todos nos pasara lo mismo...es asi!
    besos♥

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Gracias por pasar por mi espacio el cual está hecho pensando en vos

Gracias por pasar por mi espacio el cual está hecho pensando en vos